Este perol, del siglo XIV, fue obsequiado por la Delegación Parlamentaria de la República Popular de Bulgaria al entonces presidente de la HCDN, Juan Carlos Pugliese, durante la visita a ese país.

II Imperio Búlgaro (1185-1396)

      En la primera mitad del siglo VII, los protobulgaros constituyeron un reino ubicado al Norte del mar Negro, al que los bizantinos llamaron Magna Bulgaria. Estos procedían de Asia Central y estaban emparentados con los hunos. Con la muerte de su gobernante, Kan Kubrat (632-655), sus hijos no lograron mantener unido el reino y, consecuentemente, dos de ellos se desplazaron hacia otras tierras donde conformaron Bulgaria del Volga. Luego de derrotar a los bizantinos en el 681, se acordó la paz y se configuró el I Imperio Búlgaro.

       En el 864, Bulgaria adoptó el cristianismo ortodoxo oriental. Esto implicó que el eslavo se utilizara como lengua litúrgica y más tarde en la administración, lo que dio como resultado un aumento de su influencia en la región.
El reino de Bulgaria alcanzó su apogeo con el zar Simeón (893-927), quién logró imponerse a los bizantinos extendiendo sus dominios desde el Danubio al Dnieper (hoy Ucrania), y desde el mar Negro al Adriático. Así, la capital se estableció en Preslav, aunque su objetivo de unificar, bajo su mando, los reinos de Constantinopla y Bulgaria, no se pudo concretar. Sin embargo, los bizantinos lo reconocieron como zar -emperador- de ahí el nombre de I Imperio Búlgaro. Con la muerte de Simeón el Imperio entró en decadencia, y en 1018 fue anexionado al Imperio Romano de Oriente. Luego de varias rebeliones, en el siglo XII, los hermanos Petar y Asén encabezaron una sublevación y lograron restaurar el Imperio Búlgaro (1185-1396), nombrándose a Petar como zar (1185-1197).

       Con el zar Iván Asen II (1218-1241), Bulgaria logró expandirse hasta los mares Adriático y Egeo y de esta manera pasó a controlar en forma directa a Valaquia (Rumania), Moldavia, Macedonia y Tracia. Allí, el zar instauró el patriarcado ortodoxo y rompió con la Iglesia de Constantinopla, hecho que tuvo buena recepción pues los patriarcados de los Balcanes adhirieron al búlgaro. Finalmente, en el siglo XIV, el II Imperio fue invadido por los turcos otomanos, quienes luego de sucesivas conquistas, en 1396, ocuparon completamente su territorio.